Labra compartía con Giedion y Max Bill que el artista debe llegar a la creación de símbolos capaces de determinar una nueva percepción del universo, en la que la geometría se debía corresponder con el pensamiento matemático para mostrar un orden. Asimismo, la percepción de lo no visible desde el ámbito de lo inconsciente debía, en su opinión, aliarse a la búsqueda de una voluntad personal que supusiese una toma de posición en la vida y en el arte.
El conocimiento de las reglas del espacio, del tiempo, de la luz, de la función del color como elemento intemporal del que extraer principios autónomos de carácter sensorial y sensitivo, dialolgantes visualmente, bajo la ordenada irracionalidad, configuraron los procesos investigadores de Labra a lo largo de su devenir vital expresándolos en el conjunto de su obra.
Textos: M.ª Rosa Gómez de Sanz, Pilar Corredoira.
64 páginas, ilustraciones, fotografías en blanco y negro y color, 30 x 21 cm